martes, 2 de octubre de 2012

EL CINTURÓN DE CASTIDAD



Un cinturón de castidad es un cinturón o braga de hierro, cerrable con llave, que supuesta mente se obligaría a usar a algunas mujeres en la Edad Media para evitar las infidelidades o deslices sexuales. Su efectividad se basa en el hecho de que, una vez cerrado el candado y retirada la llave, resulta imposible que un hombre introduzca el pene en la vagina de la mujer dado la presencia de púas en el cinturón al nivel en que ésta se encuentra; por lo que constituye un bloqueo para iniciar el coito.
Se usaba cuando los esposos se iban a guerra les ponían el cinturón y había 2 llaves una la tenia el marido y otra el sacerdote si el marido no veía a la esposa en un año el sacerdote entre un tiempo de 4 años decidía quitarle el cinturón.
El objeto ganó popularidad en Inglaterra en el siglo XIX gracias a un libro cuyo contenido lo describía como "una de las cosas más extraordinarias que los celos masculinos hayan realizado". El libro describe cómo era usado el objeto para asegurar la fidelidad de las damas que se quedaban solas en casa mientras los aguerridos maridos iban a luchar a las Cruzadas.
Esta es la opinión más habitual, aunque equivocada. El cinturón de castidad no puede usarse más que durante unas horas, a lo más un par de días. De otra forma, la mujer que lo llevase moriría víctima de infecciones, abrasiones y aceraciones provocadas por el contacto con el metal. En realidad, el cinturón de castidad era utilizado por las mujeres como defensa contra la violación, en época de acuartelamiento de soldados, durante viajes y en estancias nocturnas en posadas. Su uso era mas frecuente en enfermeras y religiosas que atendían heridos en los frentes de batalla para evitar las violaciones.
De cualquier modo, el cinturón de castidad es en realidad una invención muy posterior a la Edad Media, como mínimo del Renacimiento, aunque lo cierto es que no existen referencias históricamente probadas anteriores al siglo XIX. Ninguno de los cinturones de castidad que existen fueron hechos en el medievo, todos los expuestos en museos fueron retirados tras comprobar que eran falsificaciones del siglo XIX.
En la actualidad siguen existiendo en forma de juguetes eróticos y, en algunos casos, son hombres quienes se los ponen a sí mismos para luego ceder las llaves a su pareja.